Andábamos sin buscarnos pero sabiendo
que andábamos para encontrarnos
(Rayuela - Julio Cortázar)
Creo que debiste de pensarlo dos veces al cerrar los ojos. El dolor del no parpadear era mejor que sentir el dolor de amar. Te encerraste en ese hecho, en ese suceso, esperando que algún día las cosas cambien y esta a su vez mejore. Creaste un mundo lleno de ilusión en el cuál solo tú eras feliz, no querías darte cuenta que esa no era tu realidad. Temías pisar tierra por miedo a caer, preferías estar flotando viviendo aquella aventura que poco duro pero fue una de las mejores experiencias que viviste.
El bajón llegó y lo único que hacías era llorar, hundirte y echarte la culpa de todo. Pensabas que fuiste una idiota al dejar pasar gente que de verdad te valoraba y te quería por lo que eras. Cambiaste muchas cosas de ti solo por querer agradarle, perdiste ese amor propio que antes tenías pero que las ilusiones poco a poco te las arrebataron. Te sentías sola, sentías que nadie te entendía, que nadie te escuchaba, sentías que la necesitabas porque el solo hecho de hablarle te hacía dibujar una sonrisa, una sonrisa falsa. Siempre pensaste que eras una persona fuerte, alguien a quien dañaban pero se recuperaba rápido. Ahora no sabías que era lo que te pasaba, "¿dónde está esa fuerza?" te preguntabas cada noche, los sentimientos te vencían y solo atinabas a llorar. Borrar algo que realmente quieres duele. Sabes que es verdad. Sabes que no es fácil dejar ir algo que por mucho tiempo te importó. Si le importas sabes que volverá y si no... y si no... aún no encuentro algo lógico para completar esa frase.
Es hora de abrir los ojos. Sola no pudiste, por más que te lo decían tu no entendías. Ella te abrió los ojos, te dijo que te des cuenta de lo mal que te trata, de lo mal que se siente sabiendo que tu sientes algo y ella no. Aquel sábado en la noche decidiste darle fin a toda esa historia que lo único que hizo es dañarte. Tus ojos siguen cerrados, los mojas con lágrimas y con el dolor de tu corazón haces un intento por abrirlos. Lo logras y cuando abres los ojos te das cuenta que todo este tiempo estuviste encerrada en el mismo recuerdo. Pisas tierra y te das cuenta que es otro día. El tiempo sigue corriendo, las personas siguen respirando y te das cuenta que tu también. El mundo no se acaba hoy, las nuevas oportunidades aparecen cuando menos te lo esperas. Y apareces tú. Una nueva persona que esta dispuesta a vivir nuevas experiencias, a encontrar nuevas oportunidades y a alejarse de aquello que le hacia daño. Sabes que es una nueva página en blanco que no estas dispuesta a desperdiciar.
Ahora te das cuenta que los finales felices si existen solo que el tuyo está en proceso y está en ti como lo escribas. Solo tú eres dueña de tu propio destino.
No lo arruines.